Quizás sepan, quizás, que nunca podrán saber cómo huele una estrella.
Quizás sepan, que el frío no es frío, ni ausencia de calor; quizás, solo quizás, sea simplemente ausencia. Esencia ausente, transparente, elegantemente traicionera, que baila al compás de la melodía de unos latidos que parecen haberse helado. Quizás no exista el frío, quizás no exista nadie, quizás un color pueda transmitir más calor que el propio sol. Quizás solo busque mi sol, sin reparar que nunca podré saber cómo huele una estrella.