03 noviembre 2014

RUIDO.

Poder ser sin tener que ser, eso es. El poder de la capacidad de todo, de la absurdidad, el poder de columpiarse hasta el infinito y más allá, y llegar al más allá. No entiendo qué está pasando cuando pasa el tiempo, solo oigo las agujas de un reloj haciendo tic-tac. Lo he escuchado tanto que se ha quedado impregnado en mi mente, me persigue, tic-tac solo oigo tic-tac, cuando duermo, cuando no duermo. Y ya no puedo, necesito sacármelo de la cabeza, uno de los dos tiene que desaparecer. Oigo voces que me impulsan al gran salto, otras me incitan a la inexpresión. No sé si tengo que elegir entre las dos, o elegirlas a ambas, o a ninguna. Saltar inexpresivamente. Quedarse quieta saltando. Movimiento, la nada y el todo. Pensamientos arbitrarios, decisiones erróneas, conclusiones dolorosas. Lo primero que se me pasa por la cabeza. Miedo a que todo vuelva a ser mentira, a escuchar otra vez el tic-tac, las palabras que me helaron un día. Miedo a no volver a creer, a no encontrar nunca nada en lo que creer, nada que querer. Descubrir cómo es realmente la realidad y volverme loca, no entender lo que está sucediendo. Corazón de Piedra. Trucos para sobrevivir y para seguir odiando todo que me hace parecer mejor. Uno de los dos tiene que desaparecer. Tic-tac. Camúflate entre el ruido.

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