25 agosto 2013

Día 13 fuera de casa.

No sé cómo empezar esto. Solo sé que quiero empezarlo. Igual que he empezado este viaje, esta experiencia. Tampoco sé cómo lo he hecho. Ahora entiendo lo de "cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad". Esto no es para que lo lea nadie, lo escribo para mí. Para mi futuro yo. Para que mi yo del presente se desahogue, se afloje un poco esos nudos que tiene en la garganta. Este yo del presente aún no se cree lo que está sucediendo. Hoy no hablaré de echar de menos, pero porque no me apetece, no porque no eche de menos. Y ya que estamos echando cosas, echemos al miedo de mí presente yo, que aquí sobra. Que si he viajado tan lejos no es para sentir miedo, no es para sentirme mal, no es para llorar. No. Si he viajado tan lejos es para aprender, para crecer, para disfrutar, para volver.
Esto no es un diario. No es algo con lo que me comprometa a escribir mi día a día. Es un pensadero. Eso es. Mi pensadero particular.

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