Sé que es una metáfora muy cutre y un poco mala, pero es todo lo que me apetece pensar un domingo noche después de un ajetreado fin de semana. Sin nada más que añadir, que disfruten de su viaje.
12 enero 2014
Día 153 fuera de casa.
A mitad del trayecto, aquella hormiga se giró un momento, para contemplar el largo camino que llevaba andando durante días. Había esquivado suelas de pies gigantes, que sin más ánimo que seguir sus caminos, habían estado apunto de pisarla. Había visto cosas que nunca habría visto en su hormiguero; había visto flores extrañísimas, había visto el sol desde todos los ángulos, había caminado por tierra, por hierba, por piedra, incluso algunas veces por carretera. Había hecho amigos increíbles, muy diferentes a ella, pero sorprendentemente agradables. También había estado cansada muchos días. Le había costado seguir caminando los días de lluvia. Pero ahora miraba hacia atrás y, en fin, estaba orgullosa de sí misma. No veía el final de su trayecto aún, pero sabía que cosas mejores iban a suceder, y que de vuelta al hormiguero todos querrían saber cada detalle de su largo y extraordinario viaje.
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